La era del teletrabajo: ¿una oportunidad o un problema social emergente?

Para Desde hace más de un año y medio, la crisis sanitaria nos ha empujado a "experimentar" con el teletrabajo a gran escala.

Según una reciente encuesta de Elabe, el trabajo presencial ya no convence a los franceses. Según una reciente encuesta de Elabe, a los franceses ya no les convence el trabajo presencial. El 81% de los empleados desearía tener al menos un día de teletrabajo a la semana en el futuro.

El 31% quiere trabajar más de la mitad de la semana a distancia. Como resultado, todas las empresas se enfrentan ahora a problemas importantes:

  • Adaptar y organizar el trabajo híbrido combinando el trabajo presencial y el remoto (gestión del espacio, cumplimiento de los acuerdos de teletrabajo y de las limitaciones de Covid, hacer más fiable la organización del trabajo, etc.)

Así como 

  • Gestionar su equipo y sus empleados (Organización y planificación de los horarios, Gestión de las solicitudes de teletrabajo, seguridad y calidad de vida en la empresa

Esta pregunta está en el centro de todo pensamiento. Sin embargo, se presta poca atención al impacto real a largo plazo de la adopción masiva del teletrabajo.

Un equilibrio a (re)encontrar

El teletrabajo nos ha hecho conscientes de la importancia y la urgencia de encontrar un equilibrio estable y saludable entre la vida laboral y la personal.

Ahora tenemos la oportunidad de reorganizar la baraja y avanzar hacia un equilibrio que permita a los empleados estar más relajados y a las empresas ser más eficientes a largo plazo. Para ello, las organizaciones disponen de información que puede ayudarles a tomar decisiones informadas, pero no siempre la conocen. Se acabó el tiempo de las conjeturas, y la cuestión del teletrabajo puede abordarse de forma responsable y coherente.

En este sentido, nuestra solución de teletrabajo Ezyperf permitirá a los RRHH y a los directivos disponer rápidamente de datos para comprender mejor a los empleados y sus necesidades.

¿La deslocalización del mercado laboral?

Otro efecto secundario probable del teletrabajo es la deslocalización. En el pasado, las empresas ubicaban sus oficinas o sedes en grandes ciudades, o en las afueras, para estar más cerca de sus empleados. Esto se traduce en alquileres elevados y niveles salariales que deben estar en consonancia con el coste de la vida.

Si en el futuro se adopta el teletrabajo a gran escala y a largo plazo, las empresas que buscan beneficios pueden decidir contratar a empleados en otras ciudades o incluso en otros países donde el coste de la vida, y por tanto los salarios, son más bajos. Así, los profesionales que viven en áreas metropolitanas estarían en desventaja respecto a los que viven en zonas remotas.

Todas estas preguntas no tienen hoy en día respuestas claras y definitivas, pero parece importante llevar la reflexión sobre el teletrabajo hasta sus límites para captar todos sus beneficios sociales, humanos y geográficos. No se trata de prohibir el teletrabajo, que aporta valiosos beneficios y nuevas oportunidades tanto a los empleados como a los empresarios, pero es necesario trabajar juntos para definir las nuevas normas de trabajo, asegurando que cada parte se beneficie. Esto permitirá a las empresas ser más eficientes, a la vez que proporcionan a los empleados los mejores beneficios posibles, tanto humanos como profesionales.  

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